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Hablemos Del Suicidio

 

El suicidio es la hiedra que crece de la semilla de la falta de esperanza ante la vida.

 

El suicidio constituye una de las principales causas de muerte en el mundo, ya que el número de suicidios ha aumentado en forma notable en los últimos años. La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió el suicidio como:

 

“un acto con resultado letal, deliberadamente iniciado y realizado por el sujeto, sabiendo o esperando su resultado letal y a través del cual pretende obtener los cambios deseados”

 

 …Y el parasuicidio, como:

 

“un acto sin resultado fatal mediante el cual, sin ayuda de otros, una persona se autolesiona o ingiere sustancias con la finalidad de conseguir cambios a través de las consecuencias actuales o esperadas sobre su estado físico.”


Según la OMS (2016) más de 800.000 personas se suicidan cada año.  En el año 2013, el número de fallecidos por suicidio fueron 3.870 personas (2.911 hombres y 959 mujeres), Estos datos nos proporcionan indicios relevantes y al mismo tiempo alarmantes. De ahí la importancia de tratarlo como un problema salud pública que va incrementando sustancialmente, se tendría que poner más atención a lo concerniente a la prevención, en todos los niveles asistenciales.

 

La palabra suicidio se compone de los términos Sui y Cidium.

 

Suicidio =

Sui (uno mismo)

Cidium (matar)

 

El acto del individuo encaminado a la autodestrucción intencional.  (Coronado, et al., 2004; Manrique, 2000).

 

La identificación de los factores que aumentan o disminuyen el nivel de riesgo suicida es de gran importancia por la estrecha relación que guardan con dicha conducta. El nivel de riesgo aumenta proporcionalmente al número de factores presentes, si bien algunos tienen un peso específico mayor que otros.

 

Los factores protectores: son aquellos que reducen la probabilidad de consecuencias graves en la presencia de riesgo elevado. Algunos de ellos incluyen:

 

¥Espiritualidad

¥ Objeciones morales del suicidio.

¥Existencia de Apoyo social y familiar efectivo

¥Creencias y práctica religiosa.

 

El suicidio representa para quien sufre desesperadamente, el único “mecanismo de defensa” posible en contra del sufrimiento y la desesperanza, que envuelven y oscurecen su propia existencia. El suicida siente que así tiene control sobre algo, por lo menos de su propia muerte, y siente que es un derecho con el que cuenta.

 

Para que una persona tome la decisión de suicidarse, antes tiene que haber madurado el pensamiento de muerte por un tiempo considerable. En muchas ocasiones, lo que desata la fatal decisión, y que representa el “disparador” que detona el deseo de morir, es un evento específico: como lo puede ser, una muerte o una pérdida repentina, un despido inesperado, una separación de pareja o quizás una mala racha económica. (Canales, 2013).

 

La conducta suicida se trata de un hecho multifactorial, no atribuible a una causa aislada o específica, más bien está, determinado por una serie de causas complejas, que pueden ser tanto factores externos como internos del sujeto. Tales como: antecedentes familiares, el abuso de alcohol o drogas, aislamiento social, enfermedades crónicas, patrones familiares autodestructivos, eventos traumáticos, violencia intrafamiliar, ansiedad, desórdenes psiquiátricos; depresión, trastornos de ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria entre otros.

 

El suicidio NO es una enfermedad, ni manifestación de una patología.

 

Sin embargo, suele presentarse con trastornos mentales, especialmente, enfermedades afectivas, trastornos de personalidad, abuso de sustancias, depresión, historia de suicidalidad familiar, eventos estresores significativos, enfermedades físicas progresivas, disponibilidad de armas de fuego, por hacer mención de algunas.

 

El suicidio es una fase final, de todo un proceso, que se ha venido gestando con el paso del tiempo, no es una decisión compulsiva, ni que se tome en el tiempo presente. Como menciona José Luis Canales en su libro, una decisión definitiva al problema temporal. La idea de quitarnos la vida se va desarrollando al igual que un embrión dentro del útero, con el paso del tiempo, hasta que se acerca, el día del parto. Se llega un punto donde se hace consciente y se concreta.  No es una decisión que se tome en una etapa de gozo, sino que comienza con una idea a partir de una situación de dolor o confusión. Al final, el suicidio, como muchos otros signos y síntomas que presenta una sociedad, es producto de un síndrome social. (Canales, 2015).  

 

Tal fenómeno, es por demás complejo de abordar, por su manifestación junto a otros trastornos difíciles, es decir es altamente comorbe a muchos otros trastornos, como los son, la depresión, la desesperanza, problemas con algunas sustancias adictivas, desintegración familiar, y violencia en general.

 

El suicidio es el resultado de una compleja interacción de factores biológicos, genéticos, psicológicos, sociológicos, culturales y ambientales. Hablando de factores de riesgo, estos son numerosos y diversos, es posible interrelacionarlos.   

 

PREVENCIÓN:

 

Para la prevención del suicidio será necesaria la potenciación de estos factores protectores, como, las relaciones personales sólidas y estrategias de afrontamiento positivas.

 

Almaraz (2011) presenta tres modelos de factores protectores:

 

1.-Factores personales o asociados al sujeto.

 

Factores sociales o medioambientales:

3. Factores protectores relacionados con la resiliencia:

1.-Habilidad en la solución de problemas.

 2.-Tener confianza en uno mismo.

 3.-Habilidad para las relaciones sociales.

4.-Flexibilidad cognitiva.

 5.-Actitud y valores positivos.

6.-Nivel educativo medio-alto.

7.-Hábitos de vida saludables.

8.-Locus de control interno, Percepción de autoeficacia.

 

1.-Apoyo familiar y social (fuerza y calidad).

2.-Integración social

3.-Creencias y prácticas religiosas, espiritualidad y valores positivos.

4.-Recibir tratamiento integral y a largo plazo (pacientes con trastornos mentales, enfermedad física o abuso de alcohol)

5.-Disponer de sistema de ayuda y recursos. (Red de apoyo)

 

Capacidades y procesos cognitivos: El estilo atribucional podría tener un papel central en la conducta suicida, de forma que, si es positivo, podría moderar el riesgo de suicidio. La confianza en la capacidad de solución de problemas.

Creencias y actitudes; alto nivel de autonomía es la que cuenta con mayor evidencia y podría ejercer una función preventiva. Otras variables que podrían estar implicadas y moderar el riesgo de suicidio son el apoyo social percibido, el apego y las creencias relacionadas con el suicidio.

 

 

 

Además, como soluciones para prevenir el suicidio la OMS: (2013) propone tres tipos de estrategias:

 

 ¢ La prevención universal. -  Para llegar a toda una población, con el objeto de reducir el consumo nocivo de alcohol, limitar el acceso a los medios utilizables para suicidarse o promover información responsable por parte de los medios de difusión.

¢ Estrategias de prevención selectivas. - Dirigidas a los grupos vulnerables, como los de quienes han padecido traumas o abusos, los afectados por conflictos o desastres, a los refugiados y migrantes y los familiares de suicidas.

¢ Estrategias de prevención indicadas. - Dirigidas a personas vulnerables específicas mediante el apoyo de la comunidad. La capacitación del personal de salud y una mejor identificación y manejo de los trastornos mentales y por uso de sustancias.

 

CONCLUCION:

 

La concienciación y la prevención de ésta problemática social es el único método para que el suicidio deje de ser un tema tabú, deje de ser un tema estigmatizado por la sociedad.

 

Tener en cuenta que un abordaje integral del riesgo suicida está determinado por diferentes factores como: el escenario, las circunstancias, el tiempo disponible, las condiciones y la disponibilidad de la persona entrevistada, además del estilo, experiencia y preparación propios, llevándose a cabo una adecuada evaluación psicopatológica y social.  

 

RECOMENDACIÓNES.

 

CÓMO PREGUNTAR

Cómo, cuándo y qué preguntar sobre conducta suicida:

 

¿Se siente infeliz o desvalido?

¿Se siente desesperado?

¿Se siente incapaz de enfrentar cada día?

¿Siente la vida como una carga? 

¿Siente que la vida no merece vivirse?

 

QUÉ PREGUNTAR:

Para descubrir la existencia de un plan suicida:

 

¿Alguna vez ha realizado planes para acabar con su vida?

 ¿Tiene alguna idea de cómo lo haría?

 ¿Tiene pastillas, algún arma, insecticidas o algo similar?

 

 

¿QUÉ HACER?  

Recomendaciones de comportamiento ante una situación de ideación suicida, para el Psicoterapeuta.

 

– Escuchar, mostrar empatía y mantener la calma

– Mostrar apoyo y preocupación

– Tomar en serio la situación y evaluar el grado de riesgo

– Preguntar acerca de los intentos previos

– Explorar posibilidades diferentes al suicidio

– Preguntar acerca del plan de suicidio 

 

Conoce más en: 

1. Organización Mundial de la Salud. Prevención del suicidio: Un imperativo global. Ginebra: OMS; 2014. Disponible en: http://www.who.int/mental_health/suicide-prevention/world_report_2014/en/.

 

2. Organización Panamericana de la Salud. Plan de acción sobre salud mental. 53.º Consejo Directivo de la OPS (Documento CD53/8 y Resolución CD53.R7). Washington, DC: OPS; 2014. Disponible en: http://www.paho.org/hq/index.php?option=com_content&view=article&id=9774&Itemid=41062&lang=  

 

3.-Calibrio-Canales, C; (2013). Decisión definitiva al problema temporal: Calibrio, vol. 7, num. 2, pp. 19-27.

 

4.- Desclée de Brouwer, S.A, D; (2013). Intervención en crisis en las conductas suicidas: Desclée de Brouwer, vol. 179, num. 304, pp. 217-220.

 

 

 Recuerda que puedes dejarnos tus comentarios. También puedes dejar un medio de contacto en caso de que te interese recibir más información o iniciar un proceso terapéutico. 

 

Psic. Blanca Cristina García Jiménez. Psicóloga investigadora en la Clínica e Investigación Cognitiva (CLIIC Morelia)

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