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La Soledad: Entre La Reflexión Y El Sufrimiento

«Lo terrible, en mi caso, es que durante mucho tiempo no he sido más que un yo. Todo el mundo forma parte de un nosotros, salvo yo. Si uno no forma parte de un nosotros se siente verdaderamente demasiado solo.»

-       Carson McCullers

 

 

 

La soledad es un tema que podemos ver comúnmente en composiciones musicales y en tramas argumentales de literatura, independientemente a su género. A pesar de ser una experiencia de la cual pareciera, artísticamente hablando, ser sencillo e incluso liberador expresar libremente; la verdad es que para muchas personas pudiera resultar incluso vergonzoso revelar abiertamente a otros el sentirse solo.


La percepción de algunas personas respecto a relacionar la experiencia de soledad con reconocerse como “débiles” o “inmaduros”, afecta negativamente la adecuada expresión de los sentimientos y dificulta considerarlos adecuadamente. Para Carvajal-Carrascal y Cols (2009) la soledad es un problema que sistemáticamente se ha relegado como un trastorno que requiere atención seria, tal vez porque quienes lo sufren no siempre admiten que puede ser la raíz de otros problemas.

 

Aunque la soledad pudiera parecer una experiencia común, de la cual pudiera decirse que todos hemos sentido al menos alguna vez en nuestras vidas; lo cierto es que si nos pidieran definirla, muy seguramente nos resultaría complicado explicar y/o concordar con otros sus causas o en que situaciones es posible sentirla.

 

Su definición suele ligarse a una sensación de vacío y carencia de vínculos sociales, por lo cual la experiencia de soledad se entendería como una respuesta cognitiva y afectiva de las personas ante la falta o pérdida de lazos significativos.

 

Cabe señalar que la soledad es un fenómeno multidimensional, ya que su experiencia subjetiva puede variar según su intensidad y motivantes; e incluso por características de quien la sufre como su edad, nivel socioeconómico, estado civil o género. Contini y Cols (2012) comentan que es justo de este factor subjetivo, que la soledad represente en suma una percepción de la calidad de los vínculos con los que cuenta un sujeto, de allí que se la considere como la discrepancia entre las relaciones reales y deseadas.

 

Es común que la soledad se vea vinculada con comportamientos de aislamiento, aunque al principio pudieran aparentar ser afecciones opuestas, ambas experiencias resultan de una misma percepción distorsionada que aqueja al sujeto. Mientras la soledad es comprendida como un conjunto de sentimientos de insatisfacción a causa de la incapacidad por mantener relaciones significativas con otros, el aislamiento se presenta como una separación interpersonal en la que se evita el contacto y las relaciones sociales; de esta forma este comportamiento termina por incrementar los sentimientos de soledad.

 

Para Carvajal-Carrascal y Cols (2009) la soledad es un potente, pero poco conocido factor de riesgo, dentro de sus efectos cabe mencionar alteraciones en la salud física (enfermedades cardiovasculares, trastornos de la alimentación, problemas de sueño), y alteraciones en la salud mental (depresión, suicidio y abuso de alcohol y drogas, entre otros).

 

En la actualidad es cada vez más común encontrar aumento de interés en la población, por llevar supuestos estilos de vida aislados que impliquen la menor demanda de interacción social; situación que a la par de las mencionadas percepciones que impiden expresar de manera libre los sentimientos de abandono, ocasionan que la percepción de la experiencia de soledad constante, se perciban como una característica normal, complicando que algunos casos graves que realmente necesiten de atención especializada busquen la asistencia que requieren.

 

Es importante que no se tomen como nimias las expresiones de percepción subjetiva de soledad, ni mucho menos que se estereotipen estas afecciones únicamente a personas que muestran déficits de habilidades sociales. Debemos de concientizar sobre la distorsionada apreciación de que es “débil” o “tonto” expresar nuestro sentir ante esta clase de experiencias.

 

Te invito a leer una publicación anterior que realice en este mismo sitio, titulada “Relevancia de las Emociones en la Vida Cotidiana” la cual muy posiblemente te podría ayudar a profundizar en el tema.

 

Conoce más en:

 

Carvajal-Carrascal, G; Caro-Castillo, C. (2009). Soledad en la adolescencia: análisis del concepto. Aquichan, vol. 9, núm. 3, pp. 281-296.

 

 

Contini, E. N; Lacunza, A. B; Medina, S. E; Álbarez, M; González, M; Coria, V. (2012). Una problemática a resolver: Soledad y aislamiento adolescente. Revista Electrónica de Psicología Iztacala. Vol. 15, núm. 1, pp. 127-149.

 

 

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Psic. Miguel Coria Guerrero. Terapeuta asociado en la Clínica e Investigación Cognitiva (CLIIC Morelia) 

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